Siempre queremos que nuestros niños dependan de nosotros para su comodidad y seguridad. Sin embargo, cuando tu pequeño se convierte en un accesorio permanente de tu pierna o cadera, está bien desear un poco más de independencia y un poco menos aferrado. Este tipo de comportamiento está estrechamente ligado al temperamento del niño. Cuando estés en un parque, notarás que algunos niños pequeños son mariposas sociales intrépidas, mientras que otros prefieren aferrarse a su padre o cuidador como si fuera un salvavidas. Por supuesto, no hay absolutamente nada malo con los niños que son más introvertidos y de temperamento de animación lenta. Un temperamento no es preferible o más avanzado que el otro. Los niños son únicos y cada tipo de temperamento brillará en varias situaciones.
Dicho esto, ¿qué haces cuando tu niño pequeño se vuelve demasiado “pegajoso”? Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudar.
Estrategias para evitar que tu niño pequeño se aferre
Dale oportunidades de mostrar autonomía. Un aumento de la confianza en sí mismo puede hacer maravillas para un niño pequeño que tiende a aferrarse. En casa, ofrécele la oportunidad de desarrollar la confianza en sí mismo demostrando que puede hacer cosas solo (como recoger sus juguetes, elegir su ropa o ayudar con las tareas del hogar). Pronto podrás ver que empieza a llevar esa confianza a otros entornos, lo que hará que tenga menos necesidad de aferrarse.
Alábalo cuando muestre signos de independencia. Recuerda elogiar sus esfuerzos cuando complete una tarea por su cuenta. A veces los niños pequeños necesitan que se les recuerde que es importante cuando se ponen las medias, ordenan sus habitaciones o recuerdan lavarse las manos por sí mismos. «¡Wow, mira este cuarto limpio! ¡Recogiste todos tus juguetes sin ninguna ayuda! ¡Gracias!». Lo que quieres es darle un mensaje a tu niño de que no necesita necesariamente supervisión para cada actividad y que es capaz de hacer ciertas cosas por sí solo.
Ten rutinas concretas. Hacer su vida más predecible puede darle una mayor sensación de control. El miedo a lo desconocido puede definitivamente aumentar el comportamiento de aferrarse, por lo que es importante atenerse a las rutinas y recordarle lo que va a pasar a continuación. Algunos padres utilizan calendarios con ayudas visuales (imágenes que representan el momento de las comidas, la siesta y el tiempo de juego) para ayudar a sus hijos pequeños a anticipar la siguiente actividad. «Primero vamos a comer un snack, luego vamos al supermercado, luego vamos al parque a ver a tus amigos».
Intenta con reuniones para jugar uno a uno. Recuerda que los grandes grupos pueden parecer caóticos y confusos para tu niño cuando está tratando de dar sentido a su entorno. Invitar a jugar a otro niño pequeño puede ser más acogedor para un niño introvertido.
Fomenta el juego paralelo, pero no lo fuerces. El juego paralelo es apropiado para los niños pequeños, e implica que los niños jueguen uno al lado del otro, pero no necesariamente uno con el otro. Aunque no esté «socializando» de manera convencional, el niño sigue creando espacio entre él y tú, y explorando su entorno por su cuenta. Sin embargo, es importante dejar que el juego paralelo se produzca de forma orgánica. Incluso obligarlo a jugar al lado de un amigo puede resultar desalentador.
Juega con tu niño. En lugar de sentarse al margen mientras el niño se aferra, únete. Tu eres su fuente de consuelo y si tú también juegas, el niño puede sentirse cómodo soltándote lentamente. Una vez que notes que está empezando a disfrutar, puedes ir retrocediendo poco a poco para darle espacio.
Si tu niño va a comenzar a ir a la guardería, prepáralo. Trabaja con la guardería que has elegido para ayudarle a estar lejos de ti. Muchos programas ofrecen un enfoque de «introducción gradual», que permite que los niños se acostumbren gradualmente a su nuevo entorno con tu ayuda. También puedes prepararlo para que esté lejos de ti a través de juegos de rol (nuestro programa BabySparks tiene ideas divertidas para esto).
Recuerda que en general, no hay nada malo en aferrarse un poco. Es una señal de que tu niño confía en ti y se siente seguro a tu lado. Necesita este lugar seguro para poder observar y evaluar la situación, lo cual no es algo malo. Con un poco de apoyo, paciencia y algunos ejercicios para aumentar la confianza, puedes empezar a ver más independencia y menos apego.